Dame, dame la
noche del desnudo
para hundir mi
mejilla en ese valle,
para que el
corazón no salte, y calle:
hazme entregado,
reposado y mudo.
Dame, dame la
aurora, rompe el nudo
con que ligué
mis rosas a tu talle,
para que el corazón
salte y estalle:
hazme violento,
bullidor y rudo.
Dame, dame la
siesta de tu boca,
dame la tarde de
tu piel, tu pelo:
sé lecho, sé
volcán, sé desvarío.
Que toda
plenitud me sepa a poca,
como a la
estrella es poco todo el cielo,
como la mar es
poca para el río.
Antonio Carvajal (1943)
Poeta español
https://www.poemas-del-alma.com/antonio-carvajal.htm
📷 de Internet
(ante cualquier
advertencia
será retirada de
inmediato)
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