martes, 23 de enero de 2024

Celeste hija de la tierra - Enrique Lihn

 

No es lo mismo estar solo que estar solo

en una habitación de la que acabas de salir

como el tiempo: pausada, fugaz, continuamente

en busca de mi ausencia, porque entonces

empiezo a comprender que soy un muerto

y es la palabra, espejo del silencio

y la noche, el fruto del día, su adorable secreto revelado por fin.

 

Tendría que empezar a ser de nuevo

para aceptar el mundo como si no fuese

solamente lo único que conservo de ti,

tendría que olvidarme

como se olvida lo más negro de un sueño,

soplar en mi conciencia hasta apagar mi imagen,

cerrar los ojos frente a los espejos,

deshacerme y hacerme, soñar siempre con otro,

morirme de mí mismo

para no recordarte a cada instante

como el ciego recuerda la luz y el condenado a muerte

la vida, toda ella, en un abrir y cerrar de ojos,

porque estás más adentro de mí que yo mismo

o existo porque existes

o yo no sé quién soy desde que sé quién eres.

 

No es lo mismo estar solo que estar sin ti, conmigo,

con lo que permanece de mí si tú me dejas:

alguien, no, quizás algo: el aspecto de un hombre, su retrato

que el viento de otro mundo dispersa en el espacio

lleno de tu fantasma desgarrador y dulce.

 

Monstruo mío, amor mío,

dondequiera que estés, con quien quiera que yazgas

abre por un instante los ojos en mi nombre

e, iluminada por tu despertar,

dime, como si yo fuese la noche,

qué debo hacer para volver a odiarte,

para no amar el odio que te tengo.



 

Enrique Lihn (1929 – 1988)

Escritor y poeta chileno

https://www.poetaenriquelihn.com/

📷 fotografía del autor

tomada de Internet

(ante cualquier advertencia

será retirada de inmediato)


6 comentarios:

  1. Abandonado, clama al cielo, para no recordar el porqué de su pesar.

    Besos.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Así es Alfred, el cielo es un espacio visible de nuestra fe en donde buscamos una ayuda superior. Gracias por venir amigo, un abrazo.

      Borrar
  2. Paty, bello poema, triste y abandonado.

    Qué debo hacer para volver a odiarte,
    para no amar el odio que te tengo.

    No es odio es un gran amor no correspondido.
    Paty, siempre es un placer leerte.
    Cariños y besos

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Así es amiga, el amor no correspondido adquiere distintas facetas pero finalmente al decantarlo, es amor, puro amor dolido de invisibilidad. Un abrazo y gracias por venir.

      Borrar
  3. Paty, hermoso poema, es triste
    Sentirse abandonado, me encanto
    Abrazos y que tengas un lindo finde

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muchos seres en nuestro camino marcan un antes y un después, ya nada vuelve a ser lo mismo, con o sin ellos. La vida se transita, y no sé si siempre se "avanza" porque creo que de niños todo lo que experimentamos es fácil, lleno de futuro, lo cual no pasa cuando estamos más adultos y somos más conscientes del tiempo y de las ausencias. Gracias por venir, un abrazo.

      Borrar